Las llaves y las cerraduras antiguas (las de los castillos, iglesias, masías, …) solían tener el mismo acabado. Las llaves eran grandes y pesadas, y las cerraduras tenían un hueco, el “ojo”, por el cual se podía “ver detrás” de la puerta.
Las cerraduras del siglo XXI son muy diferentes a las de antaño y encontramos un sinfín de modelos y tipos: cerraduras cilíndricas, cerraduras de sobreponer, cerraduras de embutir, tubulares, digitales, etc.
Es curioso observar que la mayoría de las cerraduras actuales, por no decir todas, han perdido el “ojo” grande e indiscreto, tan recurrido en películas y libros para contar las conductas “voyeurs” de hombres y mujeres que espiaban el mundo por el ojo de la cerradura.
¡La inseguridad y los tiempos modernos lo hacen necesario!
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